El Blog de Juan Cuevas: El cumpleaños

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8 de mayo de 2013

El cumpleaños


Ramiro mantuvo la expresión de muñeco de trapo durante al menos 6 minutos después de colgar el teléfono. A sus cincuenta años recién cumplidos la expresión estúpida era su marca registrada, le había costado el matrimonio pero también le servía para salir de líos ¿Qué respuesta puede haber ante una expresión de total inutilidad?. Pero esta vez no le serviría de nada.



Sus planes estaban rotos, pensó celebrar su cumpleaños en la casa de las muñecas,
acompañado de alguna chiquilla traviesa, aunque tuviera que pagar el doble (hacia décadas que se había resignado a pagar el doble). Pero ya no podría, al menos no en ese día tan especial. Medio siglo no se cumplen todos los días y llevaba semanas reuniendo el dinero. Por una vez exigiría las luces prendidas en la habitación. Hasta se había puesto la camisa nueva que le regalaron en el trabajo.

En eso pensaba cuando escuchó un escándalo, era el todoterreno de su ex. A ella le encantaba irritarlo con sus bocinazos, como para recordarle quien se quedó con el vehículo, a él no le importaba demasiado, de todas formas jamás volvió a conducir desde que chocó con un autobús en ese mismo auto.

Bajó arrastrando los pies hacia el portón principal y antes de alcanzar la cadena se le cayó el llavero, se inclinó con parsimonia y las recogió del suelo, mientras sentía como su ex se emputecía de lo lindo.

Las pequeñas bajaron dando brincos de alegría –papito! Feliz Cumpleaños!.
-Gracias hijitas, dijo el recibiéndolas en un abrazo.
- Paso en la tarde por ellas, te dejo el auto.

- ¿Y tu en que te vas?, preguntó como si le importara. No fue necesario responder, el BMW del Dr. Paredes hizo su aparición y se llevó a la bruja con el motor aun en marcha.
Las niñas subieron corriendo las escaleras, querían preparar el pastel y encender las velas. Ramiro se resignó al ver las bolsas del mercado que venían con las niñas. Las niñitas eran despiertas y risueñas como la madre pero habían heredado la estatura pequeña del padre, siempre que las miraba caminar se reprochaba en silencio por eso.

Con grandes esfuerzos las pequeñas sentaron a Ramiro frente al televisor con su diario favorito y el canal de noticias. Ellas fueron a la cocina a preparar el pastel y cuchichear sobre el regalo. No pasó mucho tiempo para que Ramiro se quedara profundamente dormido.

La tarde caía sobre el pequeño departamento cuando las pequeñas de 10 y 12 años cerraron con llave la puerta principal y subieron en el auto de mamá, dentro el aroma a incienso fue lo único que logró despertar al festejado, se colocó los anteojos y la difusa mancha que se aproximaba tomó forma, se trataba de Margot, la mejor prostituta que pudieron pagar dos niñitas que ahorraron todo el año.