El Blog de Juan Cuevas: El Viaje

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18 de marzo de 2013

El Viaje


El joven estaba listo para enfrentarse a la vida
tenia una limpia sonrisa y la ingenua convicción de que podía triunfar.
Existían caminos más fáciles pero pensó que debía apuntar alto.



Subió al pequeño bote y decidió cruzar el rio de la muerte,
mil veces le advirtieron que se perdería, que era mejor no llegar al destino,
mil veces el pequeño Michael les compadeció.
Enfrentó suaves corrientes y no pocos oleajes que le dejaron agotado y alerta.
Sin tiempo de reponerse entró a la zona de la perdición.
Primero fue una mano
que se alzaba en las oscuras aguas pidiendo auxilio
la tomó para ayudarlo a salvarse
pero le arrancaron la mano de una dentellada.
Le fue colocado un garfio en lugar de la mano,
no importa pensó, solo es una mano.
Luego otra mano pedía ayuda en las negras aguas
le dio la otra mano y esta vez hasta mas allá del codo le fue desgarrado,
nuevamente otro garfio.
Con ambos garfios en las manos siguió impulsando su débil embarcación,
mas adelante otra mano pedía auxilio, en las negras aguas.
No perderé nuevamente, el duro rostro siguió de largo
pasando por sobre el cadaver del que no ayudó.
Pronto llegó a destino y la dama blanca le recibió.
- Has perdido algo en el camino. Y parece que es algo vital.
Ya vez que tengo dos garfios.
La dama blanca lo llevó ante el espejo y le mostró su pérdida.
Frente al espejo pudo ver que estaba completo, tenía ambas manos, fuertes como siempre,
pero el rostro había cambiado, ya no era joven ni tenía la limpia sonrisa.
- Hoy tienes el alma rota, porque haz perdido la ingenuidad durante el viaje.
Te has condenado
a vagar por el valle de la amargura
desconfiando hasta de ti.
- ¡Pero no quería seguir perdiendo!.
- Si ya habías perdido las manos ¿por qué te aferraste a los garfios?.