Miguel se hizo un tatuaje en el hombro izquierdo, un símbolo chino que significa: "eres un triunfador".
Desde entonces se mira al espejo todos los días y sonríe al mirar su tatuaje: soy un triunfador, se dice a sí mismo y se siente genial por eso.
Al año siguiente consigue una beca completa para estudiar la universidad en los Estados Unidos, un salto enorme para un muchachito nacido en un pueblo del Perú.
Miguel ahora practica fútbol en el equipo de su universidad y debido al tatuaje ha adquirido la costumbre de tocarse el hombro antes de entrar a la cancha.
"Soy un triunfador", se repite Miguel antes de presentar su Plan de Negocios al banco antes de abrir su negocio propio.
Se toca el hombro y entra al banco.
Este tic le acompaña desde hace años y hoy en día cuando debe presentar una exposición frente a la junta de accionistas de su corporación repite el ritual de tocarse el hombro para infundirse confianza.
Han pasado veinte años desde que se hiciera el tatuaje.
Miguel está en viaje de negocios en Shanghai, es su primera vez en China y entre otras cosas piensa comprar un container de juguetes para donar a su pueblo en Navidad.
Hace un alto en la agenda para nadar en la piscina y relajarse un poco, a esa hora no hay mucha gente en la piscina del hotel y quiere eliminar el cansancio del vuelo trasatlántico. Un niño se ajusta las paletas para nadar en los pies, mira el tatuaje de Miguel y sonríe.
Miguel responde a su sonrisa y señalando el tatuaje dice:"soy un triunfador".
El pequeño responde a su sonrisa y le corrige:"ahí dice salsa de soya".
"Salsa de soya", pensó y no pudo evitar reír a carcajadas.
Veinte años apoyando su confianza en un tatuaje falso.
Siempre he sido un triunfador.
