El Blog de Juan Cuevas: Están robando niños

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16 de septiembre de 2018

Están robando niños



El viejo se lavó el rostro en el baño público como cualquier otro pasajero de terminal de buses. Los restos de sangre de los dedos eran poco evidentes para el resto de viajeros.

Tomó del dispensador algo de papel para secarse las manos pero quedaba muy poco. Metió la mano en el bolsillo y sacó un pañuelo con el que terminó de secarse. Un tipo que meaba cerca pensó al verlo: "¿quien usa pañuelos en esta época?" 


El viejo tomó su equipaje de cuero y lo arrastró hasta la salida del baño, dentro de poco el hielo que protege las muestras dejaría de ser suficiente, debían darse prisa para no perder la cadena de frío.


Un vehículo esperaba al viejo con el motor en marcha mientras una madre gritaba a lo lejos.

El auto salió despacio mientras un grupo de gente salía en ayuda de la mujer. Su hijo desapareció minutos antes. Su pequeño hijo de cinco años.

El viejo se miró en el espejo retrovisor para sacarse la peluca y los restos de maquillaje que le daban un aspecto de anciano. Apenas alcanzó a ver a la mujer que daba alaridos de dolor por su hijo ausente. 
El viejo sacó las lentillas de sus ojos y su mirada fatigada dio paso a una mirada fría y cruel. 

Sacó una laptop del equipaje y comprobó una vez más el contenedor de órganos, el termómetro digital aún marcaba menos 4 grados. 

El doctor Mc Gregor tecleó unas contraseñas y envió el mensaje:

"órganos listos para el trasplante, donador: niño de cinco años con el examen de compatibilidad aprobado".

¿Cómo hacían para encontrar compatibilidad tan rápido?.

Mc Gregor no sabía y no le interesaba saberlo, solo suponía que el programa de vacunas gratuitas de la fundación Paterson sería el responsable de recoger las muestras entre millones de niños en sudamérica.


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