Estar muerto no es doloroso no importa lo violenta que haya sido tu muerte, cuando mueres ya no puedes sentir dolor físico, solo una especie de dolor emocional.
Lo sé porque soy un fantasma. Sí, un fantasma de verdad. De esos espíritus que han muerto y no han ido a parar ni al cielo ni al infierno. No pregunten como es que sucedió, si estoy en el limbo o el purgatorio. Imagino que no existe un lugar así. Si resulta que no vas al cielo o al infierno, simplemente te quedas vagando aquí en la tierra por tiempo indefinido.
Y son ya varios años, los que llevo penando entre los vivos. Calculo que unos cincuenta años humanos. No sé porque hablo de años humanos como si yo no lo fuera, imagino que soy tan humana como cualquiera, puedo estar triste o enfadada, cansada o animada, deprimida, enamorada.
Si todo esto no me hace humana, no imagino que.
Lo único que me falta es un cuerpo físico, aunque suelo tomar posesión de algún cuerpo humano de vez en cuando, solo por experimentar la pesadez de tener que mover todos esos huesos, órganos, piel y carne. A veces solo para percibir la presión de la fuerza de gravedad sobre mis pies si estoy parada (o sobre las nalgas si estoy sentada).
Como veréis soy un poco borde, la pulcritud se va perdiendo cuando eres un alma en pena.
¿Por qué tomarme el trabajo de escribir un blog?
Solo se me ocurre una razón: aburrimiento. Llevo medio siglo vagando entre los vivos, observando como desperdician sus vidas millones de jovencitas como la jovencita que yo fui alguna vez.
¡Qué desperdicio!
Aunque no estoy aquí para pontificar, no pretendo dar sermones ni escribir un libro de autoayuda. En mi opinión los libros de autoayuda solo ayudan al pelmazo que se llena de billetes vendiendo ilusiones a millones de crédulos. Son como las religiones y los televangelistas que venden salvación eterna a cambio de unos tristes billetes mortales.
Como habrán notado no soy muy religiosa, he llegado a la conclusión que en mi calidad de fantasma es un desperdicio.
Bueno, ya basta por hoy. Presionar sobre el teclado es agotador para un ente inmaterial, esperen mi próxima entrada, tengo grandes historias que contar.
