El Blog de Juan Cuevas: Los Olvidados

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17 de febrero de 2014

Los Olvidados

Guillermo es chico y un poco gordo, a pesar de tener más de 30 aun tiene el aspecto desvalido de un niño. Por eso extraña tanto verlo aquí, en el pabellón de los asesinos sin condena. Dicen que mató a un tipo a golpes, con un micrófono. Su aspecto de andar siempre con sueño lo hace presa fácil de los maricas y los abusivos, yo le tomé cariño apenas lo vi llegar con su gorra en la mano. Me lo asignaron a mi celda junto con el cuate y el orate, dos asesinos a sueldo. Sicarios, como les dicen ahora.



El pabellón norte de la cárcel metropolitana está llena del estiércol de la sociedad, aquí solo faltan los políticos para completar el museo de los horrores. Pero claro, esos cuando caen son enviados a prisiones con privilegios y si son militares es peor, reciben trato de lujo de por vida pagado con el dinero de los contribuyentes.

No es que a mi me moleste.
Todas las junglas tienen una escala social. En la selva los leones no son iguales a las gacelas, siempre hay todo tipo de animales y siempre hay alguien que se come a otro y todo cazador tiene su depredador.

Y con las sociedades humanas es igual, ¿y por qué tendría que ser diferente?, después de todo también somos animales, nuestro Dios así nos hizo. También nosotros somos cazadores y tenemos depredadores. Pero tenemos la capacidad de ser caritativos. Tal vez por eso tomé a cargo al Guille y fue mi protegido desde que entró por esa celda.

Yo lo vi cuando ya estuvo en el medio de nuestra celda de 2 por 2, el ruido de la celda al cerrarse interrumpió mis oraciones. Aún así me quedé frente al altar que construí con mis propias manos.

- Perdónalos Señor, porque no saben lo que hacen… (Siempre que mis oraciones son interrumpidas en el altar elevo al cielo esa súplica).

Guillermito seguía de pie, en el centro de la celda con la gorra en la mano. El orate se le acercó sigiloso por detrás y antes de que pudiera articular palabra le saltó al cuello y lo amenazó con su cuchilla. Una mancha se dibujó en los pantalones del Guille.

“Este no durará mucho”.

Las luces ya estaban apagadas y al día siguiente tenía que levantarme temprano por la cuaresma. Solo por eso lo hice, y también porque sabía que ni el cuate ni el orate lo dejarían vivo si los despertaba con sus lloriqueos, esos dos tienen muy malas pulgas si se les despierta de mala manera.

Por eso bajé de mi litera. Le tapé la boca al Guille con una mano y con la otra le aplique un golpe certero en la sien derecha que lo durmió hasta el día siguiente.

Con las semanas el Guille se fue adaptando a su nueva vida en la prisión. Pocos se acostumbran pero todos se adaptan, es la naturaleza humana. No importa lo duras que sean las condiciones de vida, puedes adaptarte y superarlo, eso es porque estamos hechos a imagen y semejanza de Dios.

Como era mi protegido le conseguí trabajo como ayudante en la carpintería, Jesús fue carpintero y por eso aprendí carpintería en prisión. No fue fácil ubicarlo ahí. Tuve que sobornar a varios guardias y hacer una repisa nueva para el alcaide. Solo los presos más confiables logran trabajar en la carpintería después de varios de años de buen comportamiento.

Pero yo sé que el alcaide me tiene buena. Debe ser porque sabe que ahora soy un hombre nuevo. Hasta me permitió recibir el bautismo de manos de mi pastor fuera de la prisión. Yo hubiera preferido un rio o una laguna pero no hay de eso cerca de la prisión, así que tuvo que ser en la piscina de gendarmería. Igual fue un día glorioso para mí. Mi pastor me regaló una túnica blanca igual a la del Mesías.

Todavía la tengo y solo la uso para ocasiones muy especiales. Por eso me dicen el Chucho. Porque trato de seguir a mi maestro y salvador en todo sentido. Me dejé crecer la barba y también el pelo y hago pesas 3 horas al día. Estoy convencido que Jesús era fisicoculturista, es la única manera de soportar el castigo de la crucifixión. Además el dijo: “tu cuerpo es tu templo”. Bueno yo no leo mucho la Biblia, no soy lo que se dice un intelectual. Pero conozco a mi Maestro.

Los más herejes me dicen Jorge Alberto Muñiz, porque me parezco al cantante mexicano que también es converso. No lo tomo a mal, pero si me piden que empiece a cantar les rompo las costillas a patadas. En prisión es así, hay que darse a respetar.

Uno que si canta es el Guille y le sale re bien, sobre todo las de Juan Gabriel. Yo le digo que no cante las de ese porque van a pensar que también es maricón igual que el cantante y le van hacer hoyito y yo no puedo defenderlo siempre. Pero no me hace caso. Aunque todavía no se convierte al cristianismo es un buen tipo y no se merece estar acá.

Los guardias también le agarraron buena porque es muy servicial y no provoca problemas, dicen que su caso no avanza mucho, es que no tiene plata para los abogados y eso lo tiene achacado. Lo peor de todo es que el Guille tiene una hija chica, que no sabe que el está preso. Mientras la mayoría de los presos tienen mujeres desnudas en las paredes, en mi celda solo están las estampitas religiosas y las fotos de la Camila, la hija de Guillermo.

Hoy hace un mes que el Guille llegó a mi celda, lo encontré en el patio mirando el techo, unos lagrimones corrían por su rostro sin afeitar. Me contó que extrañaba a su hija, pero no quería que ella pasara la verguenza de saber donde estaba el.

Su mujer lo visita cada semana, le lleva cositas de comer, el me trae una que otra empanada, cocina bien la mujer del Guille. Debe ser bueno tener una mujer, esperándote para cuando salgas. Blanca se llama, ahora que el Guille está preso tiene que vender empanadas en la feria.

Pero lo peor es la niña, que siempre pregunta dónde está su papá, la Blanca le dice que su papá está trabajando en una fábrica y que no puede salir porque se queda sin trabajo. Es como una mina, le dice la Blanca. Yo rezo cada noche para que la Camila no pierda la inocencia hasta que su papá pueda salir.

El Guille cayó preso por un error del destino, el diablo metió la cola. Porque Dios existe y el diablo también y vivimos en los dominios del diablo, por eso hay tanta maldad en el mundo.

Cuando yo serví al demonio hice cosas malas. Por eso estoy acá y está bien, porque así pago mis pecados. Estoy agradecido de haber caído preso, porque aquí conocí a Jesús mi salvador y aquí aprendí a cultivar mi cuerpo para ser soldado de la cruz.

Pero el pobre Guille no tiene razón de estar acá. Todavía no me cuenta que fue lo que hizo, cuando llegó, el rumor era que había matado a una persona con un micrófono. Los rumores los trae el guardia de la furgoneta, que tiene tiempo de leer los expedientes mientras dura el viaje a la penitenciaría.
Así que los rumores, normalmente son verdad.

Lo que pasa es que el Guille se ha ganado el cariño de la gente, se le nota que es gente buena, que no tendría que estar acá.

Mi condena es de 30 años, cuando salga tendré casi setenta, por eso me cuido: trato de comer sanamente, no bebo, no fumo y hago 3 horas de gimnasio. Sobre todo levanto pesas y con el dinero del trabajo en la carpintería me consigo la proteína para que mis músculos sigan creciendo. El Guille no es muy deportista y si no fuera por los problemas estaría más gordo.


Ya son 3 meses de encierro y aunque no lo cuenta le sigue preocupando su hija. Su mujer hace tres semanas que no lo visita. El cuate que es un degenerado le llena la cabeza de malas ideas. Pero yo creo que la Blanca es leal con su marido. No debe ser fácil para una mujer sola allá afuera, con una hija chica y sin que la familia la apoye. Porque estos chicos son del norte y no tienen familiares en Santiago.

El Cuate y el Orate se consiguieron de nuevo una botella de pisco, de vez en cuando les doy permiso de tomar en mi celda pero hoy por primera vez el Guille se les unió.

Por lo menos está aprendiendo a tallar en madera, lo difícil de estar preso es todo el tiempo libre que tienes en las manos. Si no tienes una estructura mental poderosa, como la que solo Dios te puede dar estás perdido. Hay que ocupar la mente para poder rehabilitarse y dejar las malas ideas. Como el Guille se nota culto se lee todos los libros que llegan de la biblioteca, se nota entusiasmado, quiere aprender inglés aunque igual sigue sollozando por las noches.

Pero ya no le pego, ya no hace tanto ruido.

Lo de ponerse a estudiar está contagiando también al Orate, que quiere sacar su enseñanza media, el Cuate se burla de los dos estudiantes. Pero más parece envidia.

Hoy por fin vino la Blanca a visitar a Guillermo, cuando regresó de visita parecía un niño con juguete nuevo en navidad. Yo nunca recibo visitas, pero que bueno que vino la Blanca. El Guille me contaba entusiasmado que su mujer lo extrañaba más que nunca, que jamás pensó dejarlo botado y llevarse a la niña, que no tiene otra pareja ni le interesa, que lo ama más que nunca.
Que no pudo venir antes porque tenía a la niña enferma. Y el Guille me abrazó y se echó a llorar.

Mi pobre hija. Decía.

Debe ser feo tener a tu hija enferma y no poder hacer nada. Solo por eso le pedí una cita al señor alcaide.

Al Guille lo sometieron a juicio ayer, esa fue la escusa para preguntarle porque lo metieron preso.
Resulta que el Guille en la otra vida allá afuera trabajaba de mariachi con sombrero mexicano y toda la cosa (con razón canta bien pensé yo) y trabajó para la campaña de la presidenta. Le iba bien porque tenía que viajar a regiones amenizando la gira de la campaña política, tenía un conjunto musical que tocaba la música y que él mismo organizó entre sus compañeros del instituto de música. Porque el Guille tiene estudios.

Conoció a la presidenta en persona. Pero el diablo metió la cola.

Al final del show la gente de la política ya no estaba, solo los músicos y los que cargan los equipos. Ni guardias había. El público que quedaba eran los típicos borrachos odiosos y un grupo de skins head, los neonazis que nada tienen que hacer en Chile, ni en ninguna parte.

A esa hora de la noche Guillermo Fernández cerraba el espectáculo con el Noa Noa, famoso tema del cantante Juan Gabriel. Desde temprano los neonazis habían estado tirando objetos al escenario y burlándose del cantante y cuando se lanzó con el Noa Noa las burlas fueron más groseras. El Guille no se amilanó y salió al escenario, cantó con rabia más que nada y cuando uno de los desadaptados le agarró el culo no se pudo contener y arremetió sobre el sujeto a golpes con su micrófono. Con tal mala suerte que le abrió el cráneo y falleció tres horas después.

El fiscal logró convencer al jurado de la culpabilidad de Guillermo, a pesar de la negligencia de los compañeros del agredido quienes no permitían que el herido fuera llevado a tiempo al hospital.
El abogado de oficio que le tocó era bueno, eso se sabía en la peni. Por ese lado le dimos esperanzas al Guille.

Seis meses me demoré en terminar la cama del señor alcaide, una obra de arte tallada a mano, pero valió la pena. A cambio de eso, el alcaide junto a varios gendarmes organizaron todo un operativo para que la Camila pueda visitar a su padre regularmente.

Todos participamos en la mentira.

Nuestros uniformes anaranjados pasaban por uniformes de fábrica y no son tan reconocibles como uniformes de prisión, en el ala de mínima seguridad se dispuso un grupo de guardias sin armas y unos pocos presos pudimos estar presentes, al Guille le permitieron usar el traje que se pone para ir a los juzgados. Parecía gerente o algo así, los ojos se le enrojecieron apenas vio a la Camila, ese Guille es un llorón.

No solo el Guille tuvo la buena sorpresa de ser visitado por su pequeña hija, otros 15 reos de buen comportamiento fueron convocados al área de mínima seguridad para recibir la visita de sus pequeños seres queridos. Aquello fue una fiesta que gracias a las gestiones del alcaide y de una nueva cama se podrá repetir una vez al mes si todos nos portamos bien.


Ya han sido cuatro las visitas de los niños y es increíble cómo han cambiado la vida en la prisión, las peleas han disminuido y desde una semana antes de la visita todos nos preocupamos por preparar una buena recepción. Yo tallo juguetes nuevos y todos me ayudan a lijar y ponerles una capa de barniz, hasta de la cocina nos envían una torta bien decorada y helado artesanal. La mujer del alcaide consiguió un equipo de música y ese día el Guille vuelve a ser Guillermo Fernández, el charro.

Pero no canta el Noa Noa.

Deberían permitir la visita de niños más seguido, ya lo dijo el maestro: “dejad a los niños que vengan a mí” y “hay que ser como niños para entrar al reino de los cielos”.

El Guille ya fue condenado. Le dieron 2 años y un día por homicidio involuntario, tal vez allá afuera los que saben del caso hubieran esperado una condena más baja o que fuera absuelto, pero aquí adentro todos sabemos que el lugar donde menos se impone la justicia es dentro de estas celdas.

El Guille se lo tomó con resignación, ya tiene 7 meses y medio recluido, así que estará libre en poco más de un año, es prisión efectiva sin derecho a rebaja de pena por buen comportamiento, y ya agotaron todas las instancias de apelación. Fueron meses agotadores para el Guille y la condena fue casi un alivio, he notado que en el escenario el Guille se mueve con confianza, pero las audiencias legales lo destrozaban mentalmente.

El Guille quiere dominar el inglés para cuando salga, yo le digo que cante los temas de Elvis Presley y parece que lo hará en el cumpleaños del alcaide. Por mi parte ya empecé a leer un poco más la Biblia, el libro Sagrado. Parece que la mano de Dios obró en la vida de los olvidados.