Hay mujeres que hoy no celebran el día del padre. Por que el padre de sus hijos no responde con la pensión alimenticia, porque parece haber olvidado la función social que implica ser padre.
No son hombres proveedores, al menos no en el sentido material. Han perdido el rasgo genético del hombre de las cavernas que solía salir a cazar el alimento. Parece haber perdido la testosterona necesaria para cuidar y proteger un hogar del que ya no forma parte. No está muy interesado en invertir dinero en la manutención de sus hijos, quizá porque supone que esos dineros sean desviados para otros fines. Asumen la posición cauta y desconfiada del ciudadano que paga sus impuestos con la idea de que su dinero no se administra bien.
Eso no está bien y no es correcto.
Pero mujeres, se olvidan que ustedes aceptaron al malandrín como pareja y no tuvieron problema en hacer hijos con el.
No se quejen tanto, mejor inviertan tiempo en conocer a sus parejas, tomen un tiempo para saber cómo son en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en la prosperidad y en la pobreza. No dependan de una promesa frente al altar. Mejor prueben a vivir un poco el día a día. No escuchen las almibaradas palabras y las vehementes promesas. No.
Mejor enfrenten la adversidad y miren cómo actúa frente a las cosas que no le gustan. Miren si tiene la entereza para aguantar a unos niños revoltosos durante horas, vean si es capaz de pasar noches en vela junto a la cama de algún enfermo, analicen si puede ser generoso cuando le falta incluso lo imprescindible.
Y después de vivir muchas cosas juntos, después de pasar por la adversidad y ver si ese hombre es de verdad entonces y solo entonces consideren la posibilidad del embarazo.
Hay hombres irresponsables pero también hay mujeres que abren su puerta a ese tipo de hombres. La responsabilidad es compartida.
¿Quieres saber si el chico que te gusta será un buen padre y esposo?
Necesitas ver cómo se desenvuelve estando desempleado y sin dinero, necesitas ver qué actitud tiene frente a la enfermedad, frente al rechazo y la decepción.
No te enamores con flores y romance, enamórate en las penurias, en el dolor y en la lucha diaria por alcanzar un objetivo distante, difícil, quizá imposible. Enamórate cuando falla, cuando es vulnerable y cuando se pone de mal humor.
Por qué si no eres capaz de amarlo cuando se enoja, cuando discute y cuando pierde la esperanza, entonces no podrás construir una vida juntos. Terminarán por separarse y firmar el divorcio o peor aún: vivirán vidas separadas odiándose mutuamente, mientras comparten una cama fría, mientras mastican la decepción durante años, llenando el desamor con infidelidad.
Aguantando una vida que no merece ser vivida.
Y si ya cometiste el error, asume tu cuota de culpa y mira bien a tu próxima pareja, con ilusión y alegría.
Porque el amor es una cosa maravillosa y no hay nada mejor que compartir tu vida en pareja.
Solo no dejes que la ilusión, te nuble la razón.
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