“Lo cierto es que ella lo sacó del agua como a los tres días, se lo llevó a la casa y lo sentó a la mesa, lo amarró para que no se cayera. Con tanta lluvia no pudo cavar una fosa para enterrarlo y así pasó todo el invierno, cuando llegó la gente del pueblo ya estaba muy desfigurado”.
“Se llevaron a la madre a un hospital psiquiátrico pero al niñito no lo enterraron, se lo llevaron para hacer experimentos con su cuerpo, por eso en días como hoy, vieres 13, no es conveniente ir a nadar al lago, aunque sea verano y estén de vacaciones”.
El anciano giró sobre sus talones desapareciendo tal como había llegado. Los muchachos estallaron en carcajadas. El torrente de bromas no se hacía esperar provocando mayores risas en el grupo de veraneantes de la capital. No podían creer que en un lugar tan apartado del mundo las malas películas de terror aún conservaran sus adeptos.
No faltó quien comentara que para promover el turismo de la zona es posible que se usaran todo tipo de estrategias, aunque deberían informarse mejor, la película originalmente se titula viernes 13 pero se tradujo al español como martes 13. Pero bueno, ellos estaban aquí para disfrutar de un rico verano.
Un par de chicas decidió nadar en el lago mientras los más fuertes armaban el camping y otros juntaban leña para el primer asado de fin de semana, las cervezas empezaron a circular y no faltó la pareja que buscó unos matorrales alejados para sumergirse en prácticas mas bien íntimas.
Justo es decir que todo fue alegría y diversión antes del baño de sangre.
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