No hubo preguntas ni pedidos de ninguna clase, solo la psicótica afición del dolor por el dolor.
El único hilo de esperanza que mantenía con vida al prisionero era el hecho de saber que no perdería la vista. “Todo menos mis ojos” pensó una y otra vez.
El decreto ejecutivo era claro y “se respetaba”, quienes cometían el delito de pertenecer a las bandas de contrabando de libros de papel no podían ser privados del sentido de la vista. Los castigos corporales fueron introducidos en el código penal en el año 2045, justo cuando se reformaron las leyes de protección a los árboles y se mantenía vigente en mas de 200 países, solo las colonias terrestres en la luna y satélites artificiales evitaban este tipo de penas al ser imprescindible disponer de personas sin discapacidades para las labores manuales.
Nestor fue devuelto a su celda sin recibir atención médica lo cual era una violación del código de conducta carcelario, algo que no ha cambiado en varios siglos. Después de tres meses recuperó su libertad y fue obligado a continuar su trabajo de investigación en las clásicas pantallas de partículas que todo el mundo usaba y que el y un pequeño grupo de intelectuales se negaba a utilizar ya que seguían manifestándose en favor del lápiz y el papel.
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